El impacto ambiental del sector textil se ha convertido en uno de los temas más preocupantes de la actualidad. La alta generación de residuos y la baja tasa de reciclaje (siendo únicamente el 1% transformado en nuevas prendas) es uno de los aspectos críticos del proceso de producción de las empresas de la cadena de valor textil. Asimismo, el elevado consumo de agua y productos químicos, la emisión de microplásticos o la generación de gases efecto invernadero, junto con lo previo mencionado, requieren urgentemente de nuevos desarrollos tecnológicos para convertirse en opciones sostenibles.
- Generación de residuos
La producción global de fibras textiles se ha duplicado en los últimos 20 años, alcanzando un máximo histórico de 111 millones de toneladas en 2019 [1] y manteniendo previsiones de crecimiento para 2030. Este aumento, unido al modelo de consumo actual, conlleva la generación de grandes cantidades de residuo textil, donde solo en España se estima que el residuo anual de ropa es de 900.000 toneladas anuales [2].
- Baja tasa de reciclaje
La tasa de reciclaje del residuo textil es muy baja. Más del 85% de los productos desechados por los consumidores acaba en vertederos o incinerado y apenas un 13% se recicla de alguna forma después de su uso. La mayoría se transforma en otros objetos de menor valor como trapos, material aislante o de relleno y menos de un 1% se recicla para producir nueva fibra. Por ello, para cumplir la nueva normativa, no bastará con asegurar la recogida selectiva de los residuos textiles, sino que es necesario la investigación y desarrollo de las tecnologías que posibiliten el reciclado de estas fibras con el objetivo de mantener su valor durante el mayor periodo de ciclos posible.
- Alto consumo de agua (huella hídrica)
La producción textil utiliza mucha agua, además de tierras para cultivar algodón y otras fibras. Se calcula que la industria textil y de la confección mundial utilizó 79.000 millones de metros cúbicos de agua en 2015, mientras que las necesidades de toda la economía de la UE ascendieron a 266.000 millones de metros cúbicos en 2017. Para elaborar una sola camiseta de algodón, las estimaciones indican que se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio. [3]
- Uso de productos químicos
Prácticamente todos los procesos productivos textiles emplean productos químicos, desde la preparación y blanqueo de tejidos, hasta el acabado. Pese a que a nivel legislativo y de regulación el uso de químicos permitidos está bien controlado (p.ej. reglamento REACH en Europa), la carga contaminante que representan dichos químicos sigue siendo un problema de primera magnitud, sobre todo para el tratamiento de aguas. Se estima que en la producción de 1 kg de prendas se emplean entre 1,5 y 6,9 kg de químicos [3], lo cual significa que la cantidad de químicos empleada es mayor que la del propio producto textil en sí. De ahí que el desarrollo de tecnologías para reducir el consumo de químicos, así como para que generen una carga contaminante en efluentes lo más baja posible se presenta como crítica.
- Contaminación de agua y emisión de micro-plásticos
Según las estimaciones, la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable. El lavado de materiales sintéticos genera cada año unos 0,5 millones de toneladas de microfibras que acaban en los océanos. El lavado de ropa sintética representa el 35 % de los microplásticos primarios liberados en el medio ambiente. Una sola carga de ropa de poliéster puede verter 700.000 fibras microplásticas que pueden llegar a la cadena alimentaria. [4]
- Emisión de gases de efecto invernadero (huella de carbono)
Se calcula que la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de textiles en la UE en 2017 generaron alrededor de 654 Kg de emisiones de CO2 por persona. [3]
Para ayudar a reducir estos impactos, AITEX pone sus capacidades y sus recursos a disposición de las empresas textiles. A través del desarrollo de proyectos de I+D, la obtención de certificaciones que acrediten las buenas prácticas y la formación específica en materia de sostenibilidad y economía circular, las empresas serán capaces de reducir sus costes e implementar nuevos modelos de negocio sostenibles.
[1] Preferred Fiber & Materials Market Report 2020. Textile Exchange.
[2] LA ROPA USADA. Tendencias de un mercado emergente. El residuo olvidado en el siglo XXI. (2016). Asociación Ibérica de Reciclaje Textil, ASIRTEX.
[3] Olsson E, et al, Mapping chemicals use in clothes], Swerea IVF rapport 09/52 (2010).
[4] https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/society/20201208STO93327/el-impacto-de-la-produccion-textil-y-de-los-residuos-en-el-medio-ambiente