Nueva normativa Europea para la Industria Textil
La Directiva Europea 2018/8511 modifica la Directiva Marco 2008/98/CE y establece medidas para proteger el medio ambiente y la salud humana, previniendo y reduciendo la generación de residuos, los impactos adversos de la generación y gestión de los mismos.
Con la entrada en vigor de la nueva normativa Europea, la industria textil se ve obligada a cambiar su modelo productivo hacia un modelo de economía sostenible y circular.
Evolución de la producción en los últimos años
En los últimos cuarenta años la producción de fibra ha crecido un 215% mientras que la población sólo ha crecido un 75%. Esto indica que las tendencias del consumidor han cambiado, incrementando la tendencia de la moda fast-fashion.
Este fenómeno promueve el consumo de artículos baratos, renovando constantemente las colecciones, creando una necesidad continua en el consumidor de estar a la moda y una urgencia ya que las constantes renovaciones hacen que la prenda esté disponible por un tiempo limitado.
Este modelo de consumo lineal se caracteriza por:
– La constante renovación de las colecciones exige menores producciones, aumentando el consumo de agua, energía, trasporte, etc., para su producción.
– La fabricación se realiza en base a previsiones no sobre pedidos apareciendo los excedentes, prendas que quedan sin vender.
– Para reducir los precios, se deslocaliza la producción a países con menores costes, aumentando las desigualdades debido a una legislación social y ambiental más permisiva.
– Esta deslocalización de la producción aumenta la contaminación producida por el transporte.
– Disminución del ciclo de vida de las prendas debido a la reducción de la calidad para abaratar los costes.
– Aparece la obsolescencia, la ropa se desecha sin haber llegado al final de su ciclo de vida.
– Aumento del consumo: Los precios bajos invitan a comprar artículos que muchas veces ni siquiera se utilizan. El 60% de los modelos son prendas básicas que “necesitan” de accesorios (pañuelos, chalecos, collares, etc. ) para obtener un look diferenciador.
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El proyecto MY-FI desarrolla nuevos textiles de base biotecnológica, formados por microfibras, el micelio es la parte vegetativa de los hongos. Es un material prometedor caracterizado por una estructura atractiva visualmente, suave y con un tacto aterciopelado.
El proyecto estudia el uso de residuos textiles para reciclarlos en nuevos productos textiles proponiendo un modelo de economía circular.
Se está trabajando en diferentes líneas:
– Utilización de los residuos textiles como nutriente:
El micelio necesita un material lignocelulósico y otros nutrientes para crecer. Las fibras vegetales pueden emplearse ya que están compuestas por celulosa, lignina y hemicelulosa.
El algodón es la segunda fibra más importante en términos de volumen, si se suman las otras fibras de origen vegetal (yute, lino cáñamo y otros) tienen una cuota de mercado alrededor del 29,1% de la producción mundial de fibras que ronda los 32.2 millones de toneladas.
– Utilización de los residuos textiles como material soporte para mejorar las propiedades mecánicas del material para cumplir con los estrictos estándares de la industria textil